ESPECIALES
ESPECIALES
Foto: Clovis de la Jaille.
7 de diciembre de 2022
Roberto Navia Gabriel
Periodista
Como un animal indefenso, el majestuoso Valle de Tucabaca está siendo acorralado por la deforestación trepidante y por las nuevas comunidades campesinas que llegan con sus resoluciones bajo del brazo, para hacerse de un pedazo del Bosque Seco Chiquitano.
El ataque sin frenos ni fronteras no solo afecta al Valle que es fuente generadora de agua para Santa Cruz y Bolivia, sino también para la región latinoamericana. Las amenazas de las nuevas comunidades también se han metido en las entrañas de la Reserva de Vida Silvestre Municipal y Unidad de Conservación del Patrimonio Natural Tucabaca que, en teoría, debería ser protegida por las autoridades y las leyes, porque de ella dependen indígenas ancestrales y animales que se van quedando sin casa, comida y a merced de las sequías.
Revista Nómadas realizó una nueva expedición al epicentro de este ecosistema que —por donde se lo mire— muestra las secuelas de un mundo que —tal como están las cosas— mañana puede que ya no esté.
El Valle de Tucabaca es una de las principales fuentes de agua que alimenta ríos y pantanos que traspasan las fronteras del país. A pesar de esa importante labor, los desmontes no cesan y las resoluciones de autorización de asentamientos afectan también a la Reserva de Vida Silvestre Municipal y Unidad de Conservación del Patrimonio Natural, que —solo en teoría— es intocable.
El coordinador de la Defensa Tucabaca dentro de la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap), y presidente del Comité Cívico de Roboré (Santa Cruz), desmenuza toda la potencialidad que tiene el Valle de Tucabaca, como también las amenazas que están poniendo en peligro la salud de esta porción importante del Bosque Seco Chiquitano.
Te contamos desde el interior de los escenarios de la realidad, iluminados por el faro de la agenda propia, el texto bien labrado y la riqueza poética del audiovisual y de la narrativa sonora, combinaciones perfectas para sentir el corazón del medioambiente y de los anónimos del Planeta.