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María Viscarra y el superpoder de las cámaras trampa para conservar el jaguar

En el rio Tuichi, dentro del Parque Nacional ANMI Madidi en 2009, en una campaña de trampas cámara. / Foto: Archivo de María Viscarra.

29 de noviembre de 2022

Trabajar en la densidad del bosque donde vive el jaguar no es para todos, pero María Viscarra, bióloga de campo, lo describe como una experiencia espiritual. Ella, acompañada de sus trampas cámara, lograr capturar el jaguar en momentos inéditos, y traduce imágenes en data vital para su conservación.

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Lisa Corti

Periodista

María Viscarra tiene un superpoder, ella puede ver los jaguares sin que ellos la vean. Por más de 15 años se desplaza de arriba para abajo por el denso bosque tropical con su cámara trampa, para capturar al gran felino infraganti, sin que ellos la noten. María trabaja en un territorio magnífico, donde los animales no conocen fronteras; el Gran Paisaje de Madidi-Tambopata recorre desde el Noroeste de Bolivia hasta el Sureste de Perú, abarcando una superficie aproximada de 142.530km2, tres veces más grande que Holanda, y alberga una variedad topográfica, clima y altitud que se ve reflejada en un alto número de especies endémicas y biodiversidad espectacular. Es en este territorio transfronterizo que se refugian jaguares con sus crías, para seguir creando vida lejos de la mano dañina del hombre. Algo que María ha logrado capturar para poder entenderlos mejor en su hábitat, y así crear estrategias de conservación.

Tras iniciar su vida profesional, tuvo mucha suerte de ver más de 10 veces a jaguares en vida silvestre, algo que puede marcar con orgullo ya que es un felino altamente sigiloso y escurridizo.

Como bióloga de campo, María sabe que el trabajo en el bosque conlleva muchos sacrificios, para llegar a los sitios de muestreo se trabaja muchas veces 24/7, se trasnocha, se jala el bote en ríos de bajo caudal por días y se camina por incontables kilómetros al día con una mochila muy pesada; sin contar los mosquitos y el calor que se pegan a tu ropa y te acompañan todo el recorrido. Sabe que se pierde muchos momentos de familia como cumpleaños, graduaciones, y más, pero que luego, al ver los resultados, como una fotografía inédita de un jaguar libre jugando en el bosque, esos sacrificios se borran y vuelve a empezar con la aventura en el campo.

Desde niña, María siempre tuvo una fuerte atracción por los felinos, la primera vez que vio un jaguar fue en 2001, en el Zoológico Vesty Pacos de La Paz, cuando trabajaba de voluntaria realizando recorridos guiados a los visitantes. Cuenta que tuvo sensaciones encontradas de impresión y tristeza, al ver un felino tan perfecto y con una presencia tan imponente, encerrado en un ambiente tan pequeño. Luego de ese encuentro se puso como meta personal realizar algo para mejorar la calidad de vida de los jaguares en cautiverio. Por ello, en 2006, cumplió una pasantía en el mismo Zoológico y trabajó un programa piloto de enriquecimiento ambiental para el felino.

Tras iniciar su vida profesional, tuvo mucha suerte de ver más de 10 veces a jaguares en vida silvestre, algo que puede marcar con orgullo ya que es un felino altamente sigiloso y escurridizo. Cuenta que el encuentro más especial fue en 2012, mientras iba a colocar cámaras trampa por el rio Hondo, en el parque Nacional ANMI Madidi. Fue ahí donde junto a su guía de campo se encontraron a solo 15 metros con una jaguar hembra y sus dos cachorros de aproximadamente tres meses; recuerda que se emocionó tanto al ver tiernos cachorros, pero al mismo tiempo se moría de nervios y su corazón latía muy fuerte por la emoción, y porque sabía por historia natural que las madres jaguar pueden portarse agresivas porque quieren defender sus cachorros; ambos se quedaron tiesos por aproximadamente 12 minutos en frente de la familia de jaguares, para luego alejarse paso a paso, mientras la madre los siguió unos metros, para cerciorase que se iban.

Imágenes de trampas cámara de la familia de jaguares que observó por más de 12 minutos en 2012. / Foto: G.Ayala & M. Viscarra / Trampas Cámara / WCS-Bolivia.

Hoy en día, María es Responsable de Relevamientos de Biodiversidad del componente de Investigación Científica de WCS-Bolivia, y se siente afortunada de formar parte de un equipo que trabaja directamente en campo con la vida silvestre en su hábitat natural, donde desde su experiencia entiende que se necesitan cada vez más estudios para conocer las poblaciones de jaguar frente a las crecientes amenazas a sus territorios. A pesar de no ser un trabajo fácil, el uso de trampas cámara es el método ideal para estudiar animales difíciles de observar, nos cuenta que al ser un método no invasivo, los beneficios de tener ojos en el bosque son varios, ya que brindan información de las especies estudiadas las 24 horas al día, momentos que con presencia humana nunca podrían ser contemplados en libertad, estas capturas y videos les brindan datos para estimar abundancia y densidad poblacional, épocas reproductivas, horarios de mayor actividad y un sinfín de datos que convierten las trampas cámaras en uno de los métodos más versátiles para investigación biológica con fines de conservación.

Imágenes de trampas cámara de una madre con su cachorro de aproximadamente 6 meses, en el río Tuichi, dentro del Parque Nacional ANMI Madidi, el 2019. / Foto: G.Ayala & M. Viscarra / Trampas Cámara / WCS-Bolivia.

A pesar de que en algunos territorios se puede observar una recuperación gradual de jaguares luego de una época de tráfico de fauna en los años 80 del siglo pasado, el retorno de la amenaza preocupa a María y a toda la comunidad en defensa del jaguar. Reconoce que en términos de sentencia se ha mejorado un poco, ya que hace años nadie iba preso, pero, sin embargo, recalca “…que las leyes y normas aún deben mejorarse, para sancionar a las personas que cometen un crimen como tráfico de fauna…”. Mira con tristeza el panorama del jaguar en unos años si continúan las quemas, la expansión agrícola, la minería y la venta de sus partes, advierte que las poblaciones irán disminuyendo, y que al fraccionarse los bosques como el Gran Paisaje de Madidi-Tambopata, los jaguares perderán conectividad, algo esencial para el futuro de un felino que por naturaleza recorre de Norte a Sur un continente sin fronteras. Frente a estas amenazas, María piensa que la única forma de frenar este triste escenario es la educación ambiental y el actuar de los grupos activistas conservacionistas que son la voz de los jaguares.

Mostrando los resultados de trampas cámara a jóvenes durante una campaña de difusión sobre felinos en Bolivia, 2015. / Foto: Archivo de María Viscarra.

A pesar del panorama hostil, sabe que hay esperanza para el felino más grande del continente de recuperarse y ser resiliente frente a la galopante destrucción de su hogar. María sueña que todos los bolivianos reconozcan al jaguar como una especie importante para los ecosistemas tropicales, sueña que todo delito contra cualquier especie silvestre sea sancionado con el mayor rigor de la ley, y que, en un futuro, antes de que sea muy tarde, se tenga la imagen del jaguar en un billete o moneda, para que todos los bolivianos que estén en los nueve departamentos puedan conocerlo.

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Esta crónica forma parte del proyecto periodístico «Mujeres Jaguar: ellas entregan su vida para que el gran felino de América no desaparezca».

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