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CASA VERDE

Jordi Surkin rescata dos cosas del Informe: la alarma ante la doble crisis que enfrentamos, pero también, la esperanza de que, todos juntos, podemos lograr el cambio que se necesita.

Foto: WWF Bolivia.

«No hay desarrollo económico sin los recursos que nos provee la naturaleza»

Jordi Surkin

Director de Conservación para WWF Bolivia y líder del Gabinete de Conservación de WWF para América Latina y el Caribe.

El Informe Planeta Vivo 2022 que presentó la WWF, revela que el mundo enfrenta una doble emergencia inducida por el hombre: la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Jordi Surkin, director de Conservación para WWF Bolivia, hace una lectura sobre este panorama preocupante, pero profesa su apego a la esperanza, ahora que aún hay tiempo y oportunidad para tomar acciones urgentes.

24 de octubre de 2022

roberto-navia

Roberto Navia Gabriel

Periodista

La voz de Jordi Surkin tiene el poder de invitar a la reflexión y a la toma de decisiones. Sus conocimientos sobre la salud del planeta y su liderazgo como director de Conservación para WWF Bolivia y cabeza del Gabinete de Conservación de WWF para América Latina y el Caribe, le permiten leer con lucidez el Informe Planeta Vivo 2022 que la WWF presentó al mundo el 12 de octubre.

El Informe Planeta Vivo 2022 de WWF revela una disminución promedio del 69% en las poblaciones de vida silvestre monitoreadas durante el período de 1970 y 2018.

El Informe, es una de las últimas cartas de navegación que tiene en sus manos la humanidad, para no naufragar en los mares del desastre ambiental que están causando las manos del hombre.

La edición 2022 del Informe Planeta Vivo, pone ante los ojos de todos, la realidad de que la velocidad y la escala del impacto negativo de las actividades humanas en la naturaleza se manifiesta en el descenso del 69% en la abundancia poblacional de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios de todo el mundo. La publicación que WWF publica cada dos años, confirma que es América Latina y el Caribe —una de las regiones más biodiversas del planeta— donde se registra el declive regional más alto con una disminución de 94% en las poblaciones monitoreadas durante el período de 48 años, que abarca de 1970 a 2018.

El Informe —lo ha dicho la WWF— pone de manifiesto el crudo panorama del estado de la biodiversidad y advierte urgentemente a los gobiernos, las empresas y al público a tomar medidas transformadoras que reviertan su destrucción. Asimismo, subraya que el mundo enfrenta una doble emergencia inducida por el hombre: la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, que amenazan el bienestar de la humanidad.

Se trata de un trabajo colosal. La WWF ha detallado que el Informe Paneta Vivo 2022, monitorea a casi 32,000 poblaciones de 5.230 especies del planeta y ofrece la imagen más nítida sobre su evolución con que se cuenta hasta ahora. El parámetro de medición que ha utilizado, es el Índice Planeta Vivo (IPV), el cual hace un seguimiento de la abundancia en poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios. La relevancia de las tendencias registradas es que muestra una instantánea de los cambios en los ecosistemas y alerta sobre su estado de salud. De igual forma, el IPV permite observar medidas de éxito cuando se aplican políticas de conservación adecuadas.

En cuanto a especies, las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83%. Por ejemplo, una de las poblaciones evaluadas del delfín rosado del Amazonas sufrió una disminución del 65% debido al aumento de la pesca selectiva, así como a las presiones impuestas por el rápido crecimiento de la población humana. Otro dato revelador es que la mitad de los corales del planeta se ha perdido y ello tiene un impacto negativo en cadena, pues albergan a un cuarto de todas las especies marinas y dan soporte a una compleja cadena trófica que incluye a los humanos. Mientras que la abundancia mundial de 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se ha reducido un 71% en los últimos cincuenta años.

La WWF llama a gobiernos, empresas y sociedad a comprometerse con un convenio global por la naturaleza similar al Acuerdo de París y a que se impulse un enfoque basado en el derecho a un medio ambiente saludable que incluya, en particular, las voces de las comunidades indígenas.

Pero no todo está perdido.

El Informe Planeta Vivo 2022, es también, para Jordi Surkin, a pesar del panorama alarmante que tenemos ante nuestros ojos, la gran oportunidad para tomar accione urgentes, ahora que aún hay tiempo para el cambio que necesita el planeta.

Vista aérea de un campo de maíz cosechado y un bosque bajo la neblina de humo de Incendios forestales descontrolados en Brasil.

Foto: © DAY’S EDGE PRODUCTIONS / WWF-US.

Revista Nómadas le invita a usted, amable amigo, a leer y compartir esta entrevista. Será un viaje por los océanos tormentosos de la salud de la Tierra, pero también —empujados por el buen viento que generan las palabras de Jordi Surkin— una gran oportunidad para encontrar la ruta que nos lleve a todos, a tomar acciones y decisiones que beneficiarán a la humanidad.

La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), está entre los autores del informe, que hace mucho énfasis en el rol de los pueblos indígenas y las comunidades locales, como parte de la solución.

– ¿Cómo se debe leer el resultado del Informe Planeta Vivo 2022?

– El informe nos arroja un panorama preocupante y muy alarmante, pero, al mismo tiempo, nos trae un mensaje de esperanza, de que aún, con lo triste que son los datos, nuestra región sigue teniendo mucha diversidad y sigue habiendo tiempo para el cambio que necesita el planeta.

Rescato esas dos cosas, la alarma que todos deberíamos sentir ante esta doble crisis que enfrentamos, pero también, la esperanza de que, todos juntos, podemos lograr el cambio que se necesita.

– ¿Qué nos están comunicando los datos?

– Hay que entender exactamente qué es lo que nos comunican los datos. Los datos principales del Informe Planeta Vivo 2022 de WWF revelan una disminución promedio del 69% en las poblaciones de vida silvestre monitoreadas durante el período de 1970 y 2018. Si miramos a las especies de agua dulce, han experimentado una disminución promedio del 83%. América Latina es la región más preocupante porque cuenta con una disminución promedio del 94%.

Es importante entender lo siguiente. Que los datos se basan en un monitoreo de poblaciones. Y cuando se dice un X por ciento de descenso, se refiere al tamaño promedio de esa población. No quieren decir —por ejemplo— que en América Latina tenemos 94% menos de especies, sino, que el tamaño de las poblaciones de vida silvestre monitoreadas se ha reducido un 94%.

Lo otro, que también es importante entender, es que esto está ocurriendo a causa de las actividades nuestras, lo que hacemos nosotros como seres humanos. En particular, está ocurriendo por el cambio de uso de suelo, sobre todo, para producir alimentos; por la excesiva dependencia en los combustibles fósiles, tanto en el consumo como en la producción; por la contaminación del aire, del suelo, del agua y está ocurriendo por las especies invasoras que, generalmente, nosotros mismos también las introducimos o facilitamos su introducción.

– ¿Por qué le debe importar estas revelaciones esto a la gente?

– Por dos cosas fundamentales: una, porque no hay desarrollo económico sin naturaleza y sin los recursos que nos provee la naturaleza. No podemos producir agricultura y ganadería —por ejemplo— si no llueve. Y cada vez está más seco.

Recuerdo una conversación que tuve con el gerente de una importante multinacional, quien me dijo: “Jordi, el agua es mi negocio”. ¿Por qué? Porque él no puede producir jabones, champó, sin agua. Y el agua viene de la naturaleza. Si él ya no tiene eso, ya no cuenta el insumo que es fundamental para su empresa. No hay desarrollo económico sin naturaleza. Si seguimos perdiendo la naturaleza, vamos a seguir perjudicando el desarrollo económico de todos.

El otro elemento que es muy importante, es el que hemos visto en la crisis del Covid: el impacto que tenemos cada vez más sobre el bosque, hace que nos acerquemos a especies que, a su vez, nos transmiten enfermedades como el Covid, o, aquí en América Latina, sabemos que el mosquito del dengue y el de la malaria, ahora ya los encontramos en Cochabamba y pronto lo en La Paz. ¿Por qué? Porque las temperaturas van aumentando y el mosquito va subiendo altura y más gente se enferma. Entonces, nuestra salud, nuestro bienestar, dependen de esos recursos naturales. Por eso creo que el Informe Planeta Vivo 2022 nos debe importar a todos.

Tigre de Bengala (Panthera tigris tigris) madre con cachorro de cuatro meses de edad, Ranthambhore, Rajhastán, India.

Foto: © NATUREPL.COM / ANDY ROUSE / WWF.

– Esta pérdida de la biodiveridad, ¿cómo afectará en los alimentos que produce la humanidad?

– Nosotros, cuando hablamos con instituciones financieras en Bolivia que financian a pequeños productores, lo que dicen es que los principales riesgos que afecta a sus clientes, son los climas extremos: sequía o exceso de lluvias. Es eso lo que les causa pérdidas.

Después, yo pienso que aquí, tarde o temprano podemos ver un fenómeno como el que ocurrió en Texas (EEUU), donde, de la noche a la mañana, murieron 7.000 cabezas de ganado, porque se llegó a temperaturas históricas, a niveles de humedad que ya no podían resistir las vacas y murieron de un día para otro. Yo pienso que aquí no estamos lejos de eso. Sabemos que en el departamento de Santa Cruz venimos con aumento de temperaturas año tras año, con más y más sequía, entonces, no estamos lejos de creer que, en algún año, pronto, podamos tener una gran mortandad de ganado, ya sea porque no hay agua, o porque las temperaturas han llegado a un nivel que ya el ganado no puede resistir.

– Hay lugares en la Chiquitanía donde el agua es un lujo. ¿Eso parece que es una señal de que en Bolivia no van bien las cosas?

– Ese es otro elemento que sale en este Informe, una innovación es que la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), está entre los autores del informe, que hace mucho énfasis en el rol de los pueblos indígenas y las comunidades locales, como parte de la solución.

En ese contexto que describes, sobre la existencia de lugares donde el agua se convierte en un lujo, es la gente más pobre, la gente que lucha por su territorio, la que a menos agua van a poder acceder. El propietario más pudiente se va a quedar con el agua o va a poder pagar el precio del agua. Efectivamente, lo sé, porque nosotros hemos tenido que atender a varias comunidades que se quedaron sin agua. Después de un incendio se secó su pozo y el agua nunca volvió. Entonces, es un grave problema que va en aumento y que es un problema también de justicia y de bienestar para poblaciones que tienen tierras más marginadas ya en el país.

– Jordi, doy fe de sus palabras. Yo estuve en Bahía Negra, en el ANMI San Matías. Sus habitantes habían anunciado que pretendían abandonar la comunidad porque no tenían agua. Pero gracias al apoyo que recibieron de la WWF, que les colocó un sistema de acceso a agua, pudieron quedarse y volver a soñar con días mejores. Otro de los elementos reveladores del Informe Planeta Vivo 2022, es que revela que existe una doble emergencia: El cambio climático y pérdida de biodiversidad. ¿Cuánto debe preocupar esa doble emergencia?

– El informe nos habla que estamos frente a una doble crisis: Una de ellas: Biodiversidad, naturaleza, que estamos perdiendo especies. La otra: cambio climático. Ambas crisis muy estrechamente vinculadas. La una contribuye a la otra.

La principal fuente de fricciones en Bolivia y otros países de América Latina, es la deforestación. Esa pérdida de bosque contribuye a aumentar el efecto invernadero y, en la medida que se aumenta, eso hace que tanto los seres humanos, como la naturaleza, tengan menor capacidad de superar esas condiciones climáticas extremas. Se debilita el bosque, se van perdiendo especies. Es un círculo vicioso en el cual interactúan los dos elementos. Los incendios son otro ejemplo. El cambio climático, la sequía, facilita el incendio, el incendio causa la pérdida de biodiversidad, eso produce una eliminación del acceso al agua. Es un círculo en el que las dos cosas están estrechamente conectadas.

– ¿Cómo estamos en Bolivia? ¿Estamos siguiendo esa onda expansiva que revela el Informe?

– El Informe nos muestra tendencias globales y regionales, no entra en un análisis por país.

También el Informe está orientado a que lo que necesita este planeta es cambio transformacional, al que necesitan sumarse todos los gobiernos y otros actores, porque si no, no es posible.

Pero la situación en Bolivia, es que sabemos que existen muy altos niveles de deforestación desde hace muchos años. Había una esperanza de que después del Covid, el Gobierno podía haber pensado en una recuperación más verde, no hay muchas señales de que haya esa inclinación. Sin saber la situación exacta sobre las especies, todo nos indica que las cosas no van del todo bien. Sabemos que los incendios, en mayor o menor grado, se presentan todos los años. El 2019 se perdieron más de seis millones de hectáreas. Sabemos que seguimos haciendo un gran daño al país, a nuestro medioambiente. Pero, de nuevo, como comunica el Informe, por otro lado, debemos tener la esperanza porque, aun así, nosotros tenemos más del 90 por ciento de nuestra Amazonía en buen estado de conservación todavía. Si juntos, gobiernos, sector privado, organizaciones, ONGs, y cada individuo, trabajamos por este cambio, podemos lograrlo en Bolivia, podemos lograrlo en el planeta.

Gorila de montaña (Gorilla beringei beringei) en el Parque Nacional de Virunga. República Democrática del Congo.

Foto: © Paul Robinson.

– En las expediciones que vengo realizando, vi cómo avanza la deforestación a pasos agigantados. Usted, Jordi, dice que hay lugar para la esperanza y eso es muy alentador, pero, ¿cuánto tiempo nos queda, antes de que sea verdaderamente tarde?

– Bueno, si miramos el caso de la Amazonía, los datos y la ciencia nos están indicando que el punto de quiebre podría ser el 2025, de aquí a tres años, si no cambiamos ya las cosas.

Por eso, el informe quiere incentivar a los países, a que en la Cumbre de la Convención sobre Diversidad Biológica (COP15) de las Naciones Unidas, que se llevará a cabo en Montreal (Canadá), en diciembre de este año, puedan lograr un nuevo acuerdo por la biodiversidad, para que proteja al 30% del planeta, que reconozcan el aporte de los pueblos indígenas y de las comunidades locales a esa conservación y respete sus derechos, que reconozcan también la necesidad de mayor justicia y equidad, y que tomen el cuenta el hecho de que, hace un año, Naciones Unidas reconoció que todos tenemos derecho a un planeta sano. Si es nuestro derecho, debería estar plasmado en un acuerdo global por la biodiversidad.

Y luego, por supuesto, sería excelente, que luego, cada país implemente ese acuerdo, en su territorio nacional.

El cambio climático, la sequía, facilita el incendio, el incendio causa la pérdida de biodiversidad, eso produce una eliminación del acceso al agua. Es un círculo en el que las dos cosas están estrechamente conectadas.

– El informe Planeta Vivo 2022 está concebido para impulsar a la acción. ¿Cómo introducirlo en los espacios de poder, lo antes posible?

– Nosotros, por un lado, siempre estamos dispuestos a trabajar con los gobiernos, para que ellos se comprometan con este nuevo acuerdo por la biodiversidad. Con el sector privado estamos intentando escalar el trabajo, porque lo que necesitamos es ver cómo el sector agropecuario empieza a sumarse a las tendencias globales de producción sin deforestación. Sabemos que hay mercados y una tendencia global, como el caso de los gobiernos europeos que, hace poco, tomaron una decisión bastante estricta en ese sentido. Creemos que, además, en la medida de que los productores quieran pensar en acceder a mercados fuera de Bolivia, necesitan pensar en la sostenibilidad, en las cadenas de valor, donde ellos reduzcan su impacto en el medioambiente. Pero, por otro lado, los individuos también tenemos un rol importante. Creemos que es importante que cada persona levante su voz, porque, sabemos, que cuando hay más gente que exige algo, los gobiernos tienden a responder, porque ellos dependen del voto.

Ahí, personalmente tengo mucha esperanza puesta en los jóvenes, porque veo que ellos son el sector de la población boliviana, y global, que más se preocupa por el medioambiente y por los animales.

Hay otro informe que hemos realizado, que se llama: Nuestro planeta, nuestro negocio, donde una de las cosas que me llamó la atención, es el altísimo porcentaje de jóvenes que considera que las empresas deben tener un fin social y ambiental. En mi generación nadie pensaba eso. Los jóvenes ya tienen otra forma de pensar y, por eso, creo en ellos, porque, además, son los que van a sufrir las consecuencias, sino revertimos estas dos crisis: el cambio climático y la pérdida d biodiversidad. Los jóvenes son un sector para que usen sus energías, para que levanten su voz, para que digan: Ya no queremos eso, como hicieron el 2019, cuando dijeron: Ya no queremos ver que se incendie la Chiquitanía.

Por otro lado, también, cada individuo debe ir concientizándose sobre sus patrones de consumo, el impacto que eso tiene en el planeta. A partir de esa conciencia, debe tomar decisiones. Si alguien quiere dejar de usar el vehículo, ir en bicicleta o si alguien quiere dedicarse a reciclar. Debe hacerlo.

Otro dato impotente. De toda la producción mundial de alimentos, un 40% se desperdicia. Estamos teniendo un impacto en la biodiversidad en vano, porque ni siquiera lo consumimos. Debemos ser más conscientes del desperdicio de alimentos. Una vez leí que en Inglaterra hay un movimiento que tiene un restaurante donde preparan comida solamente con alimento rescatados. En algunos caos, te dejan pagar lo que tú quieras. Ese tipo de cosas también los tenemos que ver, porque en nuestro país es muy común comer en buffet, y en buffet, se desperdicia una enorme cantidad de comida. Esas cosas, como granos de arena, van aportando. Si todos colaboramos juntos: gobiernos que logren acuerdos, que implemente políticas; el sector privado, cambiando su forma de producir, o su propia huella de emisiones; los pueblos indígenas, manteniendo sus formas de vida; y los individuos, cambiando sus hábitos y patrones de consumos, todos juntos podremos lograr el cambio transformacional que necesita el planeta.

Abejorro de jardín (Bombus hortorum), una reina visitando una ortiga blanca (Lamium álbum).

Foto: © Karine Aigner / WWF-US.

– Ahí está la fórmula, hacerlo juntos. Para el 2030 no falta nada. ¿Qué se puede esperar para ese objetivo mundial?

– Nosotros esperamos, dos cosas: el próximo mes se llevará la Cumbre del Clima, en Quito (Ecuador). Esperamos que los países puedan tomar, esta alarma que presentamos en el Informe Planeta Vivo 2022, en serio. Y, en diciembre, será la Cumbre Mundial. Esperamos que se pueda lograr un nuevo acuerdo, porque el actual vence este año y hay la tarea de lograr uno nuevo que tenga la misión suficiente para permitir revertir esta crisis.

Quiero resaltar que es el estudio más exhaustivo que hemos hecho nunca. Estamos hablando de datos de 32.000 poblaciones a nivel global, más de 5.200 especies, y el informe es escrito por 89 autores a nivel mundial, incluyendo la COICA, por primera vez una organización indígena participa como uno de los  autores de este informe.

También el Informe está orientado a que lo que necesita este planeta es cambio transformacional, al que necesitan sumarse todos los gobiernos y otros actores, porque si no, no es posible.

– El informe es un trabajo colosal. ¿Cómo trabajó todo el equipo a nivel mundial?

– Francamente, no conozco los detalles, pero el ZSL (Zoological Society of London) Institute of Zoology, socio que publica esto con nosotros, monitorea y analiza los datos de población, y luego, cada autor, aporta desde su experticia. Ahí hay, por ejemplo, diferentes personas de WWF que desde su experticia van revisando los datos, el texto, etc. Esa es un poco la dinámica. Ahora, quizá vale la pena puntualizar, para entender mejor los datos, que también no son datos exactamente comparables de un año para e otro, todo depende de los datos disponibles y de qué poblaciones. Quiero decir que las poblaciones que se han analizado este año, puede que no sean exactamente las mismas dentro de dos años. Pero, lo importante es que el informe debe ser entendido y leído como algo que nos muestra las tendencias globales y de que la tendencia del estado de salud de nuestro planeta está en declive y queremos revertir esta tendencia.

– ¿Por qué importa tener conciencia sobre el declive de la naturaleza?

– Importa, como señalé, porque no hay desarrollo económico sin naturaleza. es importante que entendamos que el desarrollo económico de Bolivia y de todos los países del mundo, dependen de los recursos de la naturaleza.

No podemos tener frutas, hortalizas, si no tenemos polinizadores. La naturaleza es fundamental para nuestra economía, nuestro bienestar. Y, por otro lado, el tema de salud, si seguimos dañando a la biodiversidad a este nivel, el Covid no será la última pandemia mundial que vamos a tener. Además, van a seguir en aumento otras enfermedades. No nos olvidemos que cuando nos llegó el Covid, en Bolivia había habido ese año, no sé cuántos muertos por dengue, por malaria. Eso también irá aumentando en la medida en que sigamos dañando al medioambiente.

Yo creo que todo eso deberían ser razones suficientes para valorar la importancia del mensaje del Informe Planeta Vivo 2022. Esperamos que este mensaje llegue a la mayoría de la población boliviana y del planeta. Nosotros estamos convencidos todos juntos podemos revertir estas dos crisis globales.

– Este estudio es una de las últimas cartas de navegación para no naufragar en los mares de esta dura realidad. Espero que la humanidad sepa utilizarla.

– Gracias, Roberto. Espero que, a través de Nómadas y de ti, podamos llegar al público que se quiera sumar a todo esto. Yo creo que, si vamos juntando y aumentando nuestra conciencia, levantando nuestra voz para decir que queremos una Bolivia con naturaleza, con especies, con agua y con toda esta increíble belleza que tiene nuestro país, podemos lograr el cambio. Por cierto, cuán triste sería que mis nietos o bisnietos no puedan vivir y experimentar la belleza y beneficios de la naturaleza. Entonces, espero que todos puedan entender eso, valorar y querer sumarse a este reto.

Rayo águila manchada (Aetobatus narinari) nadando cerca del fondo del océano cerca de Isla Darwin, Islas Galápagos.

Foto: © Daniel Versteeg / WWF..

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