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ENTREVISTA

«No solo he ganado yo, sino también la paraba Barba Azul de la llanura de Moxos»

Patricia Nagashiro Vaca: Ilustradora científica.

Patricia Nagashiro, ilustradora científica boliviana, encontró su vocación en el colegio y la cultivó en un postgrado en Ilustración Científica en la Universidad del País Vasco, donde se formó en disciplinas como microbiología y medicina con destacados profesores. Su obra más reciente, la ilustración del guacamayo o paraba Barba Azul, surgió de una profunda investigación y observación en su hábitat natural en Bolivia, en colaboración con biólogos y conservacionistas. Esta obra, que recientemente recibió la Mención Especial del Público en ILLUSTRACIENCIA, es para Patricia una oportunidad de generar conciencia sobre la crítica situación de esta especie y de otras, para promover la conservación y la protección de la biodiversidad.

7 de mayo de 2024

Concentrada en su estudio, donde su musa inspiradora, es la Amazonía. Foto: basquedcc.euskadi.eus.

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Roberto Navia

Periodista

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Karina Segovia

Periodista

Patricia Nagashiro Vaca está en el Olimpo de la mente y el corazón de los bolivianos y de todo ciudadano de este planeta que ama a la naturaleza y a quienes habitan en ella. Esta boliviana universal, desde la ilustración científica y el diseño gráfico —mundos en los que se desenvuelve como pez en el agua— ha conseguido la Mención Especial del Público en la 11ª edición del Premio Internacional Illustraciencia, con su obra, El guacamayo o paraba Barba Azul (Ara glaucogularis) de los Llanos de Moxos, y —con ello— no solo dio una enorme alegría al país, sino que también, puso en evidencia y abrió el debate sobre la realidad de una especie de ave que en Bolivia se encuentra en peligro crítico de extinción.

Desde España, donde vive, Patricia Nagashiro dio una entrevista a Revista Nómadas donde aborda varios temas relacionados con su experiencia como ilustradora científica y su compromiso con la conservación de la biodiversidad.

Describe el proceso de creación de su ilustración de la paraba Barba Azul, resaltando la importancia de la observación y la colaboración con biólogos especializados.

Patricia destaca el uso de técnicas manuales como la acuarela y el grafito en su trabajo, y la importancia de equilibrar la precisión científica con la expresión artística. También comparte sus expectativas para el futuro, incluyendo la ampliación de su proyecto Amazónica y la creación de su estudio de comunicación y divulgación científica.

En cuanto a su perspectiva sobre la conservación de la biodiversidad, menciona la influencia de su vida en España, donde vive desde hace más de 20 años. Finalmente, ofrece consejos para otros artistas e ilustradores interesados en enfocarse en temas científicos o medioambientales, destacando la importancia de la observación, el conocimiento profundo del tema y la colaboración con especialistas.

Me quedé asombrada por el impacto y apoyo descomunal de los bolivianos, tanto dentro como fuera del país.

– Patricia, cuéntenos sobre su experiencia como ilustradora científica. ¿Qué la llevó a elegir este campo?

– Ya desde el colegio me gustaba hacer ilustración de temas médicos o relacionados con la zoología. Pasaba mucho tiempo observando enciclopedias o sumergida en tratados de zoología y anatomía. Pero, en aquellos tiempos, al menos en donde yo vivía, no existía la posibilidad de realizar estudios de arte o ilustración. Lo más parecido eran los estudios de diseño gráfico.

En determinado momento, haciendo un repaso de mi trayectoria profesional como diseñadora, me di cuenta de que frecuentemente había un patrón común en mis trabajos, las ilustraciones que estaban presentes en las campañas publicitarias, ya sea ilustración infantil o naturalista.

Con el tiempo, encontré un postgrado en Ilustración Científica en la Universidad del País Vasco (España) que me permitió profundizar en muchas disciplinas, como microbiología, medicina, infografía, etc. En mi formación tuve la oportunidad de aprender de destacados profesores como Fernando Baptista, editor senior de infografía en National Geographic en Washington y Carles Puche, reconocido ilustrador naturalista de Cataluña.

La obra con la que consiguió la Mención Especial del Público en ILLUSTRACIENCIA.

¿Cómo fue el proceso de creación de su ilustración del guacamayo o paraba Barba Azul? ¿Cuánto tiempo le llevó completar el proyecto?

– Desde 2021, estuve recopilando información sobre la paraba Barba Azul. En 2022, cuando viajé a Bolivia, decidí observar a esta especie en su hábitat natural, en una de las reservas naturales de la Asociación Armonía, donde se trabaja en la conservación de la paraba Barba Azul. También pude verlas de cerca en los alrededores de Loreto, comunidad que está cerca de Trinidad, en el Beni.

Por otro lado, Mauricio Herrera, biólogo especializado en esta paraba, fue una de las principales fuentes de información, me ayudó bastante. Él corroboró tanto el trabajo de la ilustración como los datos que tenía en ese momento; también la infografía realizada de esta ave. Sin embargo, el proceso de ilustración fue lento. Primero, realicé muchas ilustraciones en diferentes posiciones, bosquejos para conocerla a fondo, hasta que logré definir cómo quería representar la especie.

Terminé la ilustración a finales de mayo del 2023 y la presenté en una exposición en la ciudad donde vivo. Sin embargo, el trabajo continuó expandiéndose hasta finales de 2023 y comienzos del 2024, tiempo en el que me dediqué a ajustar algunos detalles para lograr la ilustración final que presenté en la 11ª edición del Premio Internacional Illustraciencia.

– ¿Qué significó para usted recibir la mención especial del público en ILLUSTRACIENCIA por su ilustración naturalista?

– Me quedé asombrada por el impacto y apoyo descomunal de los bolivianos, tanto dentro como fuera del país. Fue algo tremendo. Pero también recibí llamadas de amigos, familiares y personas que comenzaron a interesarse por mi trabajo. He recibido muestras de apoyo de gente de Colombia, Japón, Inglaterra, Alemania, EE.UU. y, por supuesto, de mucha gente de España.

Ya me sentía ganadora desde que recibí la noticia de estar entre los 40 ilustradores finalistas del certamen, entre cientos que se presentan. Luego, cuando empezó la votación del público, a través de las redes sociales, como Facebook o Instagram, vi que día a día subían los votos; me llegaban mensajes de apoyo, de cariño, que me hicieron llorar de alegría.

Como ya he dicho, ganamos TODOS. Agradezco el respaldo de las personas que estuvieron allí hasta los últimos segundos, que fueron realmente “infartantes”. Entre los 40 finalistas hay trabajos muy buenos y de gran calidad, que también recibieron muchas votaciones.

Con la Mención Especial del Público no solo he ganado yo, sino también el guacamayo o paraba Barba Azul de la llanura de Moxos, ya que hemos conseguido que gran número de personas se interesen por ella y se conozca su crítica situación. Por lo tanto, gana también Bolivia y el mundo.

Ya me sentía ganadora desde que recibí la noticia de estar entre los 40 ilustradores finalistas del certamen, entre cientos que se presentan.

– ¿Por qué eligió el guacamayo o paraba Barba Azul como tema de su ilustración? ¿Qué relevancia tiene para usted esta especie en peligro crítico de extinción en Bolivia?

– Es un ave endémica del Beni, esto significa que es única y vulnerable. Yo nací en esta región y conozco, de primera mano, el daño que los humanos hemos ejercido sobre su hábitat y sobre la propia paraba. Era necesario tocar nuestra conciencia, así que, con esta ilustración naturalista, puedo decir que he aportado mi granito de arena para proteger a esta preciosa de ave.

Cuando supe que su situación era critica y fui consciente del gran esfuerzo que están realizando los conservacionistas, pensé que yo también podía hacer algo al respecto.

– Su ilustración fue realizada con grafito y acuarela. ¿Por qué eligió estas técnicas y cómo influyen en el resultado final de su obra?

– Si bien la tecnología pone a nuestra disposición muchos medios digitales para facilitar el trabajo, para este tipo de ilustraciones prefiero iniciar las obras de forma manual, en especial utilizando acuarela, que hace que la ilustración tome unos colores y unas texturas muy delicadas. Un ejemplo de esto son las transparencias que proporciona la acuarela y cómo realza el detalle de las plumas.

La acuarela, combinada con el grafito, fluye de forma más natural y orgánica; por esta razón son mis técnicas preferidas.  Por lo general, digitalizo y finalizo el trabajo con pequeños retoques de luz y sombra.

Patricia, trabajando en una obra pintada totalmente en acuarela: una orquídea digna de mencionar: La bailarina: Cohniella stacy. Foto: basquedcc.euskadi.eus.

– ¿Cuáles son sus expectativas para el veredicto final de ILLUSTRACIENCIA? ¿Cómo se siente al esperar el resultado del concurso?

– Espero el veredicto con tranquilidad, por el momento. ‘Por suerte’, tengo mucho trabajo, así que mi mente está entretenida. Sin embargo, estaremos ahí, esperando la decisión final del jurado con mucha ilusión. Lo cierto es que hay muy buenos trabajos que tal vez no han tenido el apoyo suficiente del público.

Estar compitiendo a este nivel, es una motivación enorme en mi carrera. Ganar el concurso me permitiría visibilizar mi trabajo y proyectarme a nivel internacional.

– Más allá del concurso, ¿qué impacto espera que tenga su ilustración en la conservación del guacamayo o paraba Barba Azul y en la concienciación sobre la biodiversidad en Bolivia?

– A veces no somos conscientes del impacto que tienen nuestras acciones sobre el entorno. El caso de la paraba Barba Azul es un buen ejemplo de ello y, por lo tanto, es muy importante crear consciencia de ello. Sin ir más lejos, las plumas del guacamayo se empleaban para la confección de los tocados que se utilizan en muchas danzas tradicionales del Beni; para la elaboración de algunos de estos se requería de más de 20 aves. Por otro lado, cabe mencionar que la explotación por comercio ilegal como mascotas y la deforestación de su hábitat, definitivamente las condenaba, poco a poco, a la desaparición.

Gracias a la divulgación y el esfuerzo de instituciones que se preocupan por la protección y conservación, surgen iniciativas como la de utilizar plumas artesanales hechas con tela, una iniciativa digna de destacar. En mi caso mis herramientas son la ilustración y las infografías divulgativas.

No solo he ganado yo, sino también el guacamayo o paraba Barba Azul de la llanura de Moxos, ya que hemos conseguido que gran número de personas se interesen por ella y se conozca su crítica situación.

– Como ilustradora científica, ¿cuál es su objetivo al representar especies en peligro de extinción? ¿Cómo espera que su trabajo contribuya a la ciencia y la conservación?

– Como decía antes, todo comienza por informar y dar a conocer lo que está ocurriendo, si además logramos que la gente empiece a admirar y a querer a las especies, conseguiremos que se preocupen más por ellas. Pero, no me quedo solo en las especies en peligro de extinción, en nuestro país tenemos una riqueza natural increíble y muchos de nosotros no la conocemos realmente. Utilizar la ilustración y las infografías contribuyen a que el mensaje llegue más claramente al público en general, no me dirijo solo a la comunidad científica e investigadores.

Como ilustradora científica animo frecuentemente a los especialistas a que hagan que su trabajo vea la luz, que no se quede solo en el contexto de la comunidad científica.

– ¿Qué desafíos enfrenta como Ilustradora Científica? ¿Cómo logra equilibrar la precisión científica con la expresión artística?

El mundo de la investigación científica no es fácil, a veces hay que esforzarse por convencer al especialista que no se trata de simples “dibujitos” artísticos. Detrás de cada obra hay un gran esfuerzo por entender aquellos aspectos que son importantes o que deben ser representados. Esto no sería posible sin trabajar mano a mano con el científico.

Normalmente es necesario adentrarse en el mundo donde solo cabe el rigor científico, lo cual a su vez es muy enriquecedor puesto que debo terminar entendiendo cómo funciona aquello que debo ilustrar: su anatomía, su comportamiento, la interacción con el entorno, etc.

Por esta razón, cada trabajo es un reto, pero de cada uno me llevo siempre un gran aprendizaje.

Patricia Nagashiro también crea infografías, como la del bufeo (Inia g. boliviensis), en la que revela que es “uno de los cetáceos más grandes del mundo en peligro de desaparecer”.

– ¿Qué otros proyectos o temas le interesan para futuras ilustraciones científicas? ¿Planea seguir enfocándose en especies en peligro de extinción?

– Llevo muchos meses trabajando, muchas horas cada día, para ampliar el proyecto “Amazónica”, que muestra especies de la Amazonía boliviana que vio la luz por primera vez en una exposición en junio del año pasado. La idea es llevarla a otros lugares de Europa y, por supuesto, Latinoamérica y Bolivia. Se están logrando contactos con gestores de arte, cultura y ciencia para que este proyecto avance mucho más.

Por otro lado, entre mis apuestas como profesional, decidí ampliar mi estudio de ilustración, para convertirlo en un estudio de comunicación y divulgación. Ahora tengo el privilegio y la suerte de trabajar de la mano de una comunicadora y divulgadora científica. A esta iniciativa se suma el apoyo de otros colaboradores y especialistas de distintas disciplinas.

Pero, además, de este mundo científico se nutren otros proyectos de índole más artístico que se ven plasmados en el área publicitaria, editorial y en colecciones de ilustraciones, que en breve estarán disponibles en mi tienda online.

Con esta ilustración naturalista, puedo decir que he aportado mi granito de arena para proteger a esta preciosa ave.

– ¿Cómo influyó su vida en España, en su trabajo, y en su perspectiva sobre la conservación de la biodiversidad en América Latina?

– La verdad es que ha influido mucho. Llevo más de 20 años viviendo en una ciudad nominada “Green capital europea”, donde una de sus principales preocupaciones es el respeto por el medio ambiente y en la que se hacen grandes esfuerzos por recuperar entornos naturales. La propia ciudadanía ha aprendido a poner este aspecto entre sus principales preocupaciones. Con esta nueva perspectiva, cada vez que volvía a Bolivia sufría al presenciar la pérdida de biodiversidad en la Amazonía.

Recuerdo que cuando trabajé en la Superintendencia Forestal de Bolivia, desde 1998 hasta el 2002, como diseñadora gráfica, en varias ocasiones tuve que realizar muchos informes sobre las áreas protegidas, reservas forestales, el decomiso de madera (tronco de árboles muy grandes) y otros materiales didácticos sobre control de quemas. De esta experiencia laboral, se me quedó grabado, en la mente, un gran incendio, catastrófico, que casi arrolló la población de Guarayos, en el año 2000. Viajé, en avioneta, para documentar lo que estaba pasando y fue muy trágico ver desaparecer tanta biodiversidad. Luego, con los incendios de gran magnitud del 2019, volvió a mi mente ese triste y trágico recuerdo.

Es importante hacer notar que no sólo se pierden árboles, sino ecosistemas enteros y que tienen que pasar muchos años para que se puedan recuperar. Si es que se llegan a recuperar. Ese evento fue la principal motivación por la que enfoqué mi interés en estos temas. Una preocupación que debería ser la de todos.

A partir de entonces, trabajé de forma extraordinaria para conseguir que este proyecto saliera adelante, compatibilizándolo con mi trabajo del día a día, para poder cumplir con otros compromisos, que debía asumir como profesional independiente.

– ¿Tiene algún consejo para otros artistas o ilustradores que desean enfocarse en temas científicos o medioambientales? ¿Qué habilidades considera esenciales para este tipo de trabajo?

– Claro que sí, que tomen en cuenta que la ilustración científica no es una ilustración hiperrealista, bonita o muy artística. La naturaleza de las especies es como es y no se la puede adornar más. Que conozcan a profundidad el tema que van a plasmar y se documenten todo lo necesario, buscando acompañarse de los especialistas conocedores de cada tema. No se pueden inventar cosas.

La observación es muy importante, así como seguir unas metodologías y una codificación en cuanto a posiciones, texturas, entre otros temas que contribuyen en la realización de las obras de ilustración científica y de divulgación. No hay que perder de vista que lo que se persigue es la transmisión de conocimiento.

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PERFIL

El Arte de Patricia: Entre la ciencia y la creatividad

Estudió Diseño Gráfico y Publicitario. Participó en diversos talleres y cursos sobre narrativa de cuentos e ilustración infantil, así como técnicas de dibujo y pintura. Entre estas técnicas, la acuarela destaca como su favorita. Sin embargo, en gran parte de su trabajo, combina técnicas analógicas y digitales.

Su formación se completó con dos postgrados: Métodos de Innovación Creadora y en Ilustración Científica. Esto consolidó su perfil como ilustradora, con orientación hacia áreas como la científica, editorial y publicitaria.

Sus trabajos han sido publicados en diversos ámbitos, incluyendo el publicitario, editorial, infografías, revistas científicas y exposiciones colectivas. Es importante destacar que obtuvo el tercer lugar en el Festival Internacional de Imagem de Natureza (FIIN) en Portugal en 2020, en la categoría de ilustración científica.

Fue seleccionada para formar parte del grupo de 40 ilustradores que participaron en el festival y feria de MAZOKA, en su VI edición de 2021 y VII edición de 2022.

En 2023, realizó y participó en dos exposiciones: “Invierno Ilustrado” en el Centro de la Fundación Vital (España), y “COexistencia”, junto a Julia Rouaux, en el Centro Museo de Interpretación de la Naturaleza Ataria, en España.

En 2024, fue finalista, dentro de los 40 seleccionados, en el concurso internacional de ilustración científica ILLUSTRACIENCIA, en su 11ª edición.

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