Loader

La estación

17 de julio de 2021

Volvió la pesadilla de los incendios

Miren cómo avanza la deforestación, cómo muerde con furia el ecosistema. Miren cómo a los desmontes se suman los incendios que ya entraron a los bosques del Área de Manejo Integral (Amni) San Matías y del municipio de Carmen Rivero Tórrez, en Santa Cruz, Bolivia.

Observen cómo esos dos bichos despiadados: los desmontes y los incendios, trasforma el verde oscuro y bello en un pedazo de muerte.

El fantasma enorme de los incendios del 2019 ya asoma por la gran Chiquitania y —como aquella vez— la naturaleza y sus defensores nuevamente se encuentran solos. Cuando pudieron evitarlo, ¿dónde estuvieron el INRA y la ABT?, ¿dónde se encontraban los alcaldes de los municipios y la Gobernación de Santa Cruz y el señor Estado que vive en su trono de La Paz? ¿Dónde están ahora que el fuego ya está aquí?

MÁS LA ESTACIÓN

Hubo un tiempo en que existía en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, un humedal que era la casa de capiguaras, de peces y de otros animales silvestres que vivían sin sobresaltos porque la mano dañina del hombre todavía no había llegado con sus modales de barbarie.

El 2014 construyeron la avenida G77 que nace en el octavo anillo de la prolongación Mutualista y muere 11 kilómetros más allá, en el aeropuerto internacional Viru Viru. La construyeron para que pase la caravana de mandatarios de Estado y representantes de 133 países, que llegaron para la cumbre internacional G77 más China que se desarrolló en Santa Cruz.

Después de que se fueron los invitados, la propiedad de la tierra de toda esa zona subió de valor y empezó a ser poblada en lo que dura un suspiro. Llegaron las urbanizaciones, condominios, barrios y también los loteadores. La basura proliferó y no tuvieron peor idea que depositarla en esa laguna donde saludables capiguaras jugaban como niños.

La laguna fue achicándose con cascote de las construcciones, plásticos, botellas, bolsas y cosas peores que los humanos tiraban con evidente entusiasmo. La sociedad cruceña se enteró a través de las redes sociales. El concejal Fede Morón se movilizó para buscar respuesta. Informó que la Gobernación y la Dirección de Medioambiente del Municipio, coordinan acciones para rescatar a las capiguaras y limpiar el tamaño del desastre.

Por las redes sociales, la sociedad cruceña también se enteró que apareció alguien que dijo ser el dueño de ese humedal y que empezó a colocar postes y encerrar con alambre la excasita de un puñado de vida silvestre que ahora está ya convertida en una obra nefasta del hombre, de muchos hombres.

El veneno, un agroquímico aún no identificado, cayó del cielo el 27 de mayo. La avioneta monomotor esparció el compuesto tóxico sobre un campo de cultivo cercano a Río Grande, cerca de Puerto Banegas, en el municipio de San Julián, al Este del departamento de Santa Cruz, Bolivia. Las partículas del tóxico también cayeron sobre centenares de colmenas y campos floridos donde millones de abejas laboraban de sol a sol. Una docena de apicultores ha perdido su producción y los ingresos de todo un año. Y 27 millones de obreras polinizadoras, la vida.

REVISTA NÓMADAS

UN LUGAR ÚNICO EN ESTE MUNDO, PARA HISTORIAS ÚNICAS

Te contamos desde el interior de los escenarios de la realidad, iluminados por el faro de la agenda propia, el texto bien labrado y la riqueza poética del audiovisual y de la narrativa sonora, combinaciones perfectas para sentir el corazón del medioambiente y de los anónimos del Planeta.

nomadas-collage