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CASA VERDE

«Al puente de los menonitas no se lo puede declarar establemente seguro»

Eduardo Galarza

Ingeniero Civil

Por la plataforma circulan vehículos de alto tonelaje.

Foto: Revista Nómadas.

El profesional, considera que tampoco se puede asegurar que la obra no tendrá impacto ambiental sobre el ecosistema que fue construido.

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Roberto Navia Gabriel

Periodista

26 de enero de 2021

El ingeniero civil, Eduardo Galarza, cofundador y CEO de Go Box (una aplicación móvil que conecta a los constructores con los proveedores mayoristas de forma directa), a pedido de Revista Nómadas, hizo un análisis sobre el puente que construyeron los menonitas sobre el río Parapetí, (sin autorización del Gobierno ni estudio de impacto ambiental), con el fin de poder cruzar a la propiedad Cuarirenda que compraron y que se encuentra en los Bañados de Isoso y que colindan con el área protegida nacional.

“Antes de construir un puente se debe estudiar los siguientes aspectos: Ubicación de la superestructura, la estética, funcionalidad y sobre todo la seguridad y tiempo de vida de la superestructura”.

Eduardo Galarza resaltó que antes de construir un puente se debe estudiar los siguientes aspectos: Ubicación de la superestructura, tipo de puente más adecuado para el lugar, hay que tener en cuenta la estética, funcionalidad y sobre todo la seguridad y tiempo de vida de la superestructura

Es por tal motivo que, antes de la construcción de un puente, se tienen que hacer los siguientes estudios básicos de ingeniería:

a. Estudios topográficos

Posibilitan la definición precisa de la ubicación y dimensiones de los elementos estructurales, así como información básica para los otros estudios.

b. Estudios de hidrología e hidráulicos

Establecen las características hidrológicas de los regímenes de avenidas máximas y extraordinarias y los factores hidráulicos que conllevan a una real apreciación del comportamiento hidráulico del río. Este estudio es muy importante ya que permiten anticipar problemas que puedan ocurrir con crecidas habituales del rio, o problemas con el control de sedimentos que en el peor de los casos pueden causar hasta el colapso de los puentes.

c. Estudios geológicos y geotécnicos

Establecen las características geológicas y geotécnicas del suelo donde será fundada la superestructura. Este estudio nos permite establecer el tipo de fundaciones que se debe construir para garantizar la estabilidad y seguridad del puente.

Cinco pares de patas sostienen al puente.

Foto: Revista Nómadas.

d. Estudios de riesgo sísmico

Tienen como finalidad determinar los espectros de diseño de la zona, para que en caso de sismo el puente pueda conservar su estabilidad.

“En un proceso normal, toda la documentación debe ser elevada, visada y aprobada por los organismos estatales, e institucionales, quienes, mediante profesionales capacitados deben dar la validación a la construcción del puente”.

e. Estudios de impacto ambiental

Identifican el problema ambiental, para diseñar proyectos con mejoras ambientales y evitar, atenuar o compensar los impactos adversos. O en su defecto impactar lo menos posible al ecosistema del lugar.

f. Estudio de alternativas a nivel de anteproyecto

Propuesta de diversas soluciones técnicamente factibles, para luego de una evaluación técnica-económica, elegir la solución más conveniente. Este estudio permite deliberar y elegir la opción adecuada tomando en cuenta los factores técnicos, económicos, ambientales y de seguridad.

g. Calculo estructural

Permite mediante cálculos matemáticos prever la estabilidad y comportamiento del puente cuando este sea sometido por las distintas cargas que causan las acciones externas tales como el cauce del rio, la circulación de vehículos, sismo, empuje de vientos, el peso propio, etc. También permite dimensionar y establecer procesos constructivos de la superestructura.

Actualmente en Bolivia no se cuenta con una normativa propia, la cual permita estandarizar la metodología de cálculo estructural, es por ello que se toma como referencia la normativa de otros países siendo la preferida la norma norteamericana.

Eduardo Galarza enfatizó que éstos son los estudios básicos y mínimos que se deberían aplicar para la elaboración de un puente, ya que se debe priorizar la seguridad de las personas, y del medio ambiente donde será construido.

En un proceso normal —resaltó— toda la documentación debe ser elevada, visada y aprobada por los organismos estatales, e institucionales, quienes, mediante profesionales capacitados deben dar la validación a la construcción del puente, y así no poner en riesgo la vida de las personas ni del ecosistema que rodea a la superestructura.

En el caso del puente de Charagua, se puede evidenciar un puente metálico, que está fundado sobre pilas de hormigón, y que, al no contar con estudios de diseño ni especificaciones de procesos constructivos y registros de calidad de construcción, no se puede declarar establemente seguro, para los transeúntes y lugareños, mucho menos se puede asegurar que no tendrá impacto ambiental sobre el ecosistema que fue construido.

“Un puente debe ser sinónimo de avance económico, mejoramiento de calidad de vida de los lugareños, siempre y cuando garantice la seguridad a la vida de las personas, animales y vegetación de sus alrededores”, puso en claro Eduardo Galarza.

MÁS SOBRE CASA VERDE

Más de 200 familias de menonitas compraron 14.400 hectáreas de bosque en los Bañados de Isoso que colindan con el área protegida nacional. Para deforestarlas, construyeron en silencio, sin autorización del Gobierno ni estudio sobre el impacto ambiental, un puente de 150 metros de largo sobre el río Parapetí, que les costó medio millón de dólares. Ya metieron 15 orugas y deforestaron 3.000 hectáreas.

Raúl Domínguez

El Bajo Paraguá es Reserva Forestal, Área Protegida Municipal y Tierra Fiscal no Disponible. En teoría, tres corazas legales que lo deberían proteger contra todo atentado que lastime el bosque y su ecosistema. Pero en Bolivia, a pesar de que el INRA confirmó que negó 59 solicitudes de dotaciones de tierras, los avasallamientos siguen y la deforestación avanza.

Solo el año pasado se desmontó en San Ignacio de Velasco (Santa Cruz, Bolivia) un equivalente a cuatro veces el tamaño de París. Desde 1986 hasta el 2020, las manos del hombre y sus maquinarias, han deforestado 555.234 hectáreas, 50 veces más que el tamaño de la capital francesa.

La deforestación ilegal del bosque ha pisado el acelerador en el departamento de Santa Cruz. El avasallamiento de colonos y avance de la gran industria están en su auge y la declaratoria de áreas protegidas se rompe en mil pedazos cada día.

Raúl Domínguez

REVISTA NÓMADAS

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