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CASA VERDE

«Destruir lo que nos ofrece vida, por algo de platita, no es la solución»

Hay un documental producido por la directora de cine Julia Blagny, que está recorriendo el mundo y consiguiendo premios que resaltan la calidad y las revelaciones de la obra audiovisual que le confirman a Bolivia y a la comunidad internacional, que los ríos están contaminados y desapareciendo.

16 de agosto de 2022

Revista Nómadas

Leer la presentación del documental de Julia Blagny: La Sangre de Bolivia, de los Andes a la Amazonía, es tan impactante como ver los 52 minutos de esta pieza cinematográfica boliviano—francesa que está recorriendo festivales del mundo y ganando importantes galardones de corte internacional.

El objetivo de este documental es claramente interrogarnos, como seres vivientes, sobre nuestra relación al elemento agua que es vita.

El audiovisual, finamente logrado y potente como revelación que le dice a la gente que las cosas no están bien en Bolivia, dice que “los ríos de Bolivia, que son las venas del corazón de América del Sur, se están volviendo negros, rojos y hasta desaparecen, que comunarios y especialistas advierten de estas realidades, que en el río Beni, los proyectos de mega represas y la utilización masiva de mercurio ponen en peligro el ecosistema amazónico; que en Huanuni, vecinos que viven cerca de las minas expresan su inquietud al ver su territorio destruido por aguas corrompidas; que en Cochabamba, ciudad emblemática por su Guerra del Agua, el líquido vital sigue siendo una preocupación diaria para la población;  que el agua de las represas destinada a La Paz y a El Alto Alto está contaminada y que el ciclo mortífero llega el Lago Titicaca”.

El documental, a su vez, es un río que habla por todas sus corrientes y que, junto a imágenes animadas y músicas originales, lo llevan al espectador por territorios que le provocarán que se agarre muy bien de su balsa porque no querrá perderse ni un segundo este documental que pretende ser una base pedagógica para reflexionar y construir alternativas para encontrar soluciones, antes de que sea demasiado tarde.

– Me ha parecido muy valioso ver La Sangre de Bolivia—De los Andes a la Amazonía: despierta, recuerda, informa, hace viajar por la salud delicada de Bolivia. ¿Cómo fue el proceso de creación, desde la concepción de la idea hasta el trabajo final?

– Pues el tema del agua se impuso en Bolivia, la verdad era el denominador común de los problemas que me contaban en muchas regiones. Entonces fuimos a rodar en los lugares, hice entrevistas y conocí a grandes personas. Como es auto-producción, tomé tiempo en editarla.

El tema del agua rápidamente puede ser técnico o complicado, entonces surgió la idea de hacer pausas entre cada problemática con bellas imágenes del agua y con dibujos animados de Angèle Charbouillot y también con una música bien especial. Algunas piezas son escritas para el documental por los compositores bolivianos, Antonio Pérez y Marco Antonio Peña.

– ¿Cuál es el objetivo, personal, de usted ¿Cómo autora, y del mensaje que emite el documental

– El objetivo de este documental es claramente interrogarnos, como seres vivientes, sobre nuestra relación al elemento agua que es vital, pero que tratamos como si fuera poca cosa.

El mensaje es que tenemos que cuidar el agua y nuestra Pachamama, porque, si estamos vivos, es gracias a ella. Tenemos que hacer cambios en nuestras formas de vivir, en nuestros caminos de vida y hacerlas ahora.

El mensaje para los bolivianos es: ¿y ahora qué hacemos?

Para el extranjero es: ven lo que pasa en Bolivia. Y en su país, que pasa con el agua, ¿lo saben?

– ¿Cuánto le costó realizarlo

– Este documental es una autoproduccion hecha con poca plata. Agradezco a toda la gente que participo y, entendió, que no era una producción Paramount, y que, ofrecieron su arte a costos reducidos. Costo más que todo, mucho tiempo y mucha energía.

Para Julia Blagny, sus documentales hablan del acuerdo mayor entre imagen y sonido.

– ¿Cuál cree que es el poder que tiene un documental, para despertar a una sociedad?

– No pienso que un documental puede despertar una sociedad, pero sí creo que ver este documental puede hacer crecer semillas en muchas mentes y que estas personas pueden generar acciones concretas para un cambio. El documental permite informarse sobre realidades, mostrar el mundo, descubrir.

– «La Sangre de Bolivia – De los Andes a la Amazonia» tiene varias fuentes, todas tienen una carga muy fuerte porque la realidad, lamentablemente, es delicada. ¿Qué va a pasar si es que no se logra revertir los niveles de contaminaciones en cada uno de los escenarios que aborda el documental?

– Me parece que la salud de Bolivia —a nivel ecológico, entre otros— es muy frágil. Desde la conquista, Bolivia es una tierra de extracción. Cada familia vive, en parte, del extractivismo.

Ya es tiempo de cambiar las mentes porque esta explotación de la Pachamama no es sostenible y los primeros impactados son los bolivianos.

Es obvio que hay muchos sectores por desarrollar en Bolivia: salud, educación, acceso al agua, trabajo formal etc. Pero destruir lo que nos ofrece vida por algo de platita no es la solución. Así no se va a mejorar la calidad de vida de la gente. Para nada.

Solo hay que mirar en el mundo los países que más riquezas naturales tienen: son los países con más desigualdad y menos acceso a la educación. Clara consecuencia de la colonización que se sigue ejerciendo por las multinacionales. También hay que mirar los ejemplos de los países cuya economía es basada únicamente en exportación de materias primas, como el gas, en el caso de Bolivia. El día cuando se caen los precios o cuando hace falta, impacta a toda la economía del país. Lo bueno sería utilizar ya está platita del gas para construir posibilidades económicas amigables con el medio ambiente.

Bolivia tiene muchas riquezas. que sí se pueden aprovechar: viento para energía eólica, sol para energía solar, una naturaleza única y una cultura tremenda para un turismo responsable, etc.

A pesar de eso, vemos que la minería ilegal está por llegar en el corazón del Parque Madidi, que es único en el mundo y súper biodiverso. Si logran avasallar estas tierras supuestamente protegidas por el estado, ya sabemos que todo será destruido.

El agua en La Paz tiene niveles de contaminación altísimos. Pero sigue la minería ilegal al lado de las reservas de agua destinadas a la ciudad. Con el cambio climático, y cuando haya menos agua, estos niveles subirán aún más.

Nuestro hermoso Lago Titicaca, que tiene tanta historia y belleza, también está amenazado por la polución de la minería y de las ciudades. Si crecen los pueblos, las autoridades deben construir plantas de tratamiento de aguas residuales.

En las regiones de Oruro y Potosí, los habitantes sufren los impactos tremendos de minas nacionales y transnacionales que botan, muchas veces directamente al río, sus desechos, lo que convierte el agua en un líquido mortal.

En Cochabamba ya existen enfrentamientos entre comunarios y gente de la ciudad porque todos viven de las mismas nacientes de agua.

Podemos ver que la situación es muy clara: debemos actuar, juntos, para hacer todo lo posible para que todos podamos acceder al agua potable.

Zonas enteras se van a convertir poco a poco en desiertos, invivibles, por unos cuantos dólares. 

El afiche del documental.

– Sé que el documental está haciendo su vida en diferentes festivales. ¿Por dónde está viajando y sabe cómo está siendo recibido?

– Ahorita, el documental fue difundido en una veintena de festivales. Tuvo el Premio « Ojo boliviano » del Festival de Cine y Derechos Humanos Pukañawi, en Sucre; el Premio Especial del Jurado en el FICIP, en Buenos Aires, el Gran Prix en el Green Montenegro Film Festival. También fue difundido en Estados Unidos, Francia, Israel, Argentina, Suiza, Panamá, Italia…. Pronto en una muestra en Chile, Finlandia, Nicaragua, Croacia…

En varios países me dijeron que era muy necesario el documental. Pienso que en muchos países se dan cuenta que sí tenemos que cambiar nuestra relación al agua, y este documental, es una herramienta para hacerlo.

Tenemos que hacer cambios en nuestras formas de vivir, en nuestros caminos de vida y hacerlas ahora.

– Yo cubro historias sobre el medioambiente y, lamentablemente me he topado con dolores tan fuertes como los que trata el documental. ¿Por qué cree que los poderes políticos y económicos se ensañan tanto contra el medioambiente?

– El problema con los poderes económicos y políticos, es que ven a la naturaleza como una “externalidad’’, así la llaman en sus documentos y presupuestos. Es el término económico. Es algo que no está en el presupuesto y que no les cuesta nada. ¡Desde sus despachos y salas climatizadas, no entienden que no hay nada menos externo a nuestras vidas que la naturaleza! ¡Obvio, es la base de la vida!

Nuestra sociedad está muy desconectada de lo real, de lo concreto, por el capitalismo, por el consumismo. Estamos viviendo en un sistema muy insostenible. Tenemos, como sociedad humana, que cambiar de estructuras: ¡desde el pensamiento hasta estructuras sociales y políticas! ¡Ven, hay trabajo para todos!

– Cuénteme un poco sobre su amor y pasión por el cine, por los documentales. ¿Por qué abraza este género tan maravilloso para narrar el mundo?

El documental es parte entera de mi vida, no sé hacer otra cosa. La realidad es muchas veces más increíble que las ficciones. Hay tanto por descubrir y entender en este mundo. Desde nuestro cerebro hasta el espacio, tenemos la suerte de vivir en un espacio increíble donde podemos tener aire, agua, vida. Y el documental permite revelar un punto de vista, asumido, sobre una realidad. Hay mucha creación en este proceso. El documental es un medio que nos permite comunicar y abrir ojos.

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Asegura que él es el presidente de la Asociación Boliviana de Guardaparques y Agentes de Conservación (ABOLAC). Si bien, sostiene que «hasta cierto punto» apoya a los guardaparques del Noel Kempff Mercado, afirma que busca solucionar los problemas de todas las áreas desprotegidas.

Revista Nómadas

Jorge Banegas Franco y Marcos Uzquiano Howard fueron galardonados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Federación Internacional de Guardaparques (FIG). El primero recibió el Premio Internacional de Guardaparques 2022 y el segundo obtuvo una mención honorífica.

Iván Paredes Tamayo

REVISTA NÓMADAS

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